
Por Juan Torres.
En el campo, cuando había barro, se les anudaba a la punta del muslo. "Cuando se va de viaje es costumbre doblarla y atarla arriba, a la masa de las antiguas caletas de nuestros marineros" (Ricard Ford).
Ambos caballos van sin "tupé" y la crin en el alazán se ve perfectamente, muy corta, igual que ahora la llevan las jacas camperas. La muserola va más alta que la actual y el mosquero, de cerda, mucho más largo y ancho, llega al borde de ésta. La manta estribera sobrepasa en su extremo inferior al estribo. La cabeza sin ahogadero. Los jinetes van sin sahones, porque éstos se usan en el campo en las fiestas. Y sirven para proteger a los caballistas del roce de las matas, del posible "refregonazo" de un toro; para abrigar, en el invierno las piernas y el vientre... en resumen para la briega del campo y en las faenas de los toros. Llevan zapatos, no botas, insisto en que van de fiesta, no de trabajo de campo. Las polainas van abiertas para que se vea la media, siempre blanca y, a veces, bordada. El calzón, sin caireles ni vueltas, es el de la época, el que se ha dado en llamar después "goyesco", igual que la chaquetilla, muy parecida a la que usan los toreros en las también llamadas "corridas goyescas".