Os dejamos una instantánea de la parte
posterior de una frontalera vaquera, en la que se puede apreciar cómo
colocamos nosotros el mosquero, en esta ocasión mosquero de seda,
pasando las agujetas a través de los diferentes orificios.
En la cara delantera de la frontalera solo realizamos dos agujeros, por los cuales introducimos las agujetas del mosquero; una vez pasadas las agujetas, dejamos dos orificios a cada lado, solo en la cara oculta de la frontalera (por delante no se ven), por los que introduciremos de nuevo las agujetas como se aprecia en la imagen (engarzándose como los cordones de los zapatos), quedando perfectamente sujetas las tirillas de cuero entre las dos caras de la frontaleras.
En la cara delantera de la frontalera solo realizamos dos agujeros, por los cuales introducimos las agujetas del mosquero; una vez pasadas las agujetas, dejamos dos orificios a cada lado, solo en la cara oculta de la frontalera (por delante no se ven), por los que introduciremos de nuevo las agujetas como se aprecia en la imagen (engarzándose como los cordones de los zapatos), quedando perfectamente sujetas las tirillas de cuero entre las dos caras de la frontaleras.
No hace falta ningún sistema más de anclaje, ya que de esta forma se queda bien sujeto. Algunos le dan un par de puntadas a esas tirillas por la parte posterior para quedarse más tranquilos.
Una vez colocado el mosquero, si las agujetas resultasen excesivamente largas, se pueden cortar (ver imagen) para que no se vean por detrás de la cabezada, que resulta algo desmañado.
Defendemos las agujetas como sistema de
sujeción frente a otros porque dan un movimiento REAL acompasado del
mosquero al movimiento del caballo, quedando el penacho más firme en la
frontalera, frente al "exagerado" penduleo de otros sistemas.











