5 de octubre de 2011

LA BELLEZA Y LA DIVINA PROPORCIÓN

¿Qué es belleza? Es aquello cuya contemplación produce placer, exaltación de los sentidos. Penetrando como por ósmosis, se establece entre nosotros y lo contemplado un diálogo pleno, una identificación tal que nos induce cuanto menos al deseo vehemente de su posesión.

Una de las muchas razones que a lo largo de la historia han identificado, en nuestra cultura occidental una cosa como bella, es la proporción: juzgamos bella una cosa bien proporcionada; belleza y proporción se identifican.

A lo largo del tiempo ha habido distintos ideales de proporción. Sin embargo, hay uno que destaca y que ha sido especialmente valorado en todas las épocas, y es el que se basa en la denominada por el fraile Luca Paccioli di Borgo DIVINA PROPORCIÓN, así llamada, porque: “es una sola y no más”, como Dios mismo. “Una misma proporción se encontrará siempre en tres términos y nunca de más o de menos”, como la Santísima Trinidad. “Es siempre la misma y siempre invariable y de ninguna manera puede cambiar”:
Dios no puede cambiar. Leonardo de Vinci la definió como sección áurea y posteriormente se habla de ella como proporción áurea, sección dorada o número de oro, que es la que produce una armonía lineal, un equilibrio en la desigualdad, más satisfactorio que el de cualquier otra combinación.

Decía el alemán Zeysing en 1855 en su Aestetische Forschungen, que esta ley de proporciones se cumple en las proporciones del cuerpo humano, en las de las especies animales que se distinguen por la elegancia de sus formas, en ciertos templos griegos,
particularmente en el Partenón, en Botánica y hasta en la música.



La proporción aurea está presente en los mosqueros de seda de mosqueros martín, dividiendo dos zonas bien diferenciadas del mosquero.

Leonardo da Vinci, en su cuadro de la Gioconda (o Mona Lisa) utilizó rectángulos áureos para plasmar el rostro de Mona Lisa. Se pueden localizar muchos detalles de su rostro, empezando porque el mismo rostro se encuadra en un rectángulo áureo.

Leonardo Da Vinci realizó este dibujo para ilustrar el libro De Divina Proportione del matemático Luca Pacioli editado en 1509. En dicho libro se describen cuales han de ser las proporciones de las construcciones artísticas. En particular, Pacioli propone un hombre perfecto en el que las relaciones entre las distintas partes de su cuerpo sean las del dibujo. Resulta que la relación entre la altura del hombre y la distancia desde el ombligo a la mano es el número áureo.

Los ejes de los cuatro pilares de la torre EIFFEL forman un cuadrado de 100 metros, que seria el lado pequeño de un rectángulo áureo. Pues poniendo dos rectángulos conseguimos la altura de esta torre. 
100 x Φ x 2 ≈ 323,61 metros que es la altura de la torre.

También se encuentra en las diferentes partes de la torre, vea el dibujo donde el espacio azul seria igual a uno y Phi seria el espacio azul más el dorado.